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Para realizar una limpieza efectiva, comienza por utilizar un trapo limpio y húmedo para eliminar el polvo y la suciedad suelta. Luego, aplica un limpiador desengrasante suave en la superficie de la puerta y frota con un cepillo o esponja no abrasiva para eliminar cualquier mancha difícil o acumulación de grasa. Asegúrate de prestar especial atención a las áreas alrededor de las molduras y los detalles decorativos, donde la suciedad puede acumularse fácilmente. Una vez que hayas limpiado toda la superficie de la puerta, enjuaga con agua limpia